jueves, 14 de marzo de 2013

Eraserhead, by David Lynch (1977)

Cabeza Borradora pertenece a ese grupo de obras inexplicables que el cine ofrece de tarde en tarde. Al igual que el 2001 de Kubrick o Un perro andaluz de Buñuel y Dalí, el film de Lynch no se puede describir de manera racional. Deliberadamente, se coloca en una posición tan alejada de cualquier interpretación lógica y tan rabiosamente enfrentada a cualquier tipo de construcción narrativa tradicional que su visionado no admite términos medios. Ésta ha sido, ya desde este film, la constante de su autor.

Siempre he sido fanática de las obras de Lynch. Ver Eraserhead es como sumergirse en una horrorosa pesadilla que no termina jamás. Es rica en fotografía blanco y negro, ambientes, iluminación, efectos especiales que para la época están super bien realizados :)

Lynch es un excéntrico, todas sus películas nos muestran parte de sus sueños (o pesadillas) y parte de su personalidad. Genial es que existan directores que logren llegar al público, que de veras uno se sienta como uno de los tantos personajes bizarros de sus films.

Cabeza borradora es, por todo ello (y mucho más), una experiencia al límite. Al límite de la vanguardia, al límite de lo racional y, sobretodo, al límite de la cordura.

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